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martes, 22 de marzo de 2011

TIEMPO DE CUARESMA 2011


                      MENSAJE POR LA CUARESMA
Queridos hermanos:

Al comenzar la CUARESMA, la liturgia nos propone tres prácticas penitenciales a las que la tradición bíblica cristiana confiere un gran valor: LA ADORACIÓN, EL AYUNO Y LA LIMOSNA.

Para disponernos a celebrar mejor la PASCUA y de este modo experimentar el poder de Dios, que ahuyenta a los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia y doblega a los poderosos.

Detengámonos a reflexionar especialmente sobre el valor y el sentido del AYUNO. La CUARESMA nos recuerda los 40 días de ayudo que el Señor vivió en el desierto antes de emprender su misión pública.

Podemos preguntarnos ¿qué valor y qué sentido tiene para nosotros los cristianos privarnos de algo que es útil para nuestro sustento?. Las Sagradas Escrituras y la tradición nos enseñan que el AYUNO es una gran ayuda para evitar el pecado, como un medio para recuperar la amistad con el Señor. En nuestros días parece que la práctica del ayuno, ha perdido en gran parte su valor espiritual y más bien se usa como medida estética para el cuidado del propio cuerpo.

La práctica del AYUNO, contribuye a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándole a evitar el pecado y a crecer en la intimidad con el señor.

Con el AYUNO y la ADORACIÓN le permitimos que venga a saciar el hambre que experimentamos dentro de nuestro corazón: El hombre y la sed de Dios. Al mismo tiempo el Ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en que viven muchos de nuestros hermanos.

“SI ALGUNO QUE POSEE BIENES DEL MUNDO, VE A SU HERMANO QUE ESTA NECESITADO Y LE CIERRA SUS ENTRAÑAS. ¿Cómo puede permanecer en él, el amor de Dios?, 1º de Juan 3,17.

Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño.

Para mantener viva esta actitud de acogida y de atención a los hermanos les animo a intensificar durante la Cuaresma, la práctica de ayuno personal, cuidando asimismo la ESCUCHA DE LA PALABRA DE DIOS, LA ORACIÓN Y LA LIMOSNA para convertir nuestro corazón de piedra en un corazón fraterno, para que nuestro Padre misericordioso nos acoja con los brazos abiertos y encontremos su amor y su gracia al volver a EL arrepentidos y reconciliados. ( Cf. Lc.15, 11-32).