martes, 1 de marzo de 2011

Curso De Formación De Catequistas 2011

Tema: los sacramentos de iniciación
1. Sacramentos
Los sacramentos son los signos e instrumentos de la gracia instituidos por Jesucristo para santificarnos.
Son actos salvadores de Cristo, que la Iglesia comunica al hombre mediante signos sensibles.
Los sacramentos se administran en distintos momentos de la vida del cristiano Los sacramentos son siete:
·         En su nacimiento: Bautismo
·         En su crecimiento: Confirmación
·         En las heridas del pecado: Reconciliación
·         En su alimentación: Eucaristía
·         En la formación de un hogar: Matrimonio
·         En la consagración al servicio de la comunidad: Orden Sacerdotal
·         En la enfermedad: Unción de los enfermos
Cada sacramento es un encuentro libre y personal con Cristo resucitado. Por lo tanto es necesario:
·         Tener fe
·         Conocer lo que se comunica
·         Quererlo recibir

Clasificación de los sacramentos
Sacramentos de iniciación cristiana:
·         Bautismo
·         Confirmación
·         Eucaristía
Sacramento de curación y sanación
·         Reconciliación
·         Unción de los enfermos
Sacramentos de comunión y misión
·         Orden sacerdotal
·         Matrimonio
Sacramentos de iniciación
“Mediante los sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, se ponen los fundamentos de toda vida cristiana"
Sacramento
Materia
Forma
Sujeto
Ministro
Bautismo
Agua  bendecida
En el nombre del Padre y del hijo y del Espíritu Santo
          
             Niño o adulto no bautizado
Obispo , presbítero o diácono
Confirmación
Santo Crisma, imposición de manos
Unción + oración que acompaña


Bautizados en estado de gracia
Obispo , presbítero o diácono
Eucaristía
Pan de trigo ácimo y vino de uva puro
Consagración


Bautizado en estado de gracia
Presbítero
Bautismo
Lectura Mateo 28,19: “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
El Bautismo consagra en la Santísima Trinidad al nuevo cristiano, incorporándolo a la comunidad de la Iglesia. El sacramento del Bautismo marca el inicio de toda vida sacramental.
Nos da el nacimiento a la vida divina: nos hace herederos del cielo. Nos da el perdón del pecado original y de todos los pecados personales.
Es el nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo.
Lectura de  Marcos 16,15-16: Y les dijo “Vayan por todo el mundo y anuncien la buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará, el que se niegue a creer se condenará”
Los padres cristianos deben reconocer que esta práctica corresponde también a su misión de alimentar la vida que Dios les ha confiado.

En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la noche pascual la renovación de las promesas del Bautismo.
Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la ayuda de los padres. Ese es también el papel del padrino o de la madrina, que deben ser creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado, niño o adulto, en su camino de la vida cristiana.
Confirmación
Lectura Juán 14,13-17: “Cristo promete enviar el Espíritu Santo”
Lectura Hechos 2,1-13 “Cristo envía el Espíritu Santo”
Cuando el cristiano llega a cierta madurez y toma responsabilidad en la sociedad humana, es fortalecido en la confirmación, para que colabore también con Cristo y con la iglesia a favor del Reino de Dios.
Nos convierte en soldados de Cristo.
Perfecciona la gracia bautismal; es el sacramento que da el Espíritu Santo para: Enraizarnos más profundamente en la filiación divina.
Es un crecimiento espiritual, se renueva las promesas del Bautismo que otros hicieron por nosotros (si nos bautizaron bebes)
Lo que caracteriza el símbolo  de la Confirmación es la imposición de manos y la unción del crisma.
Con la imposición de manos se hace la inserción plena de las personas bautizadas en la comunidad apostólica. Como cristianos confirmados debemos asumir, anunciar y confesar la fe en Cristo, testimoniando con palabras y obras.
La confirmación, como el bautismo, se da una sola vez en la vida, porque imprime en el alma una marca indeleble. Jesucristo ha  marcado al cristiano con el sello de su Espíritu, este sello marca la pertenencia total a Cristo, la puesta a su servicio para siempre.
Dones del Espíritu Santo
-Sabiduría                       -Ciencia
-Consejo                         - Piedad
-Temor de Dios              - Entendimiento
-Fortaleza
Frutos del Espíritu Santo
-Caridad              -Gozo espiritual                -  Paz
-Paciencia           -Perseverancia                  - Bondad
-Benignidad        - Mansedumbre                -  Fe
-Modestia           -Templanza                       - Castidad 
Eucaristía
Lectura Mateo 26,26-28
Es el Sacramento del cuerpo y la sangre de Jesucristo bajo las especies de pan y vino. Por medio de la consagración, el sacerdote convierte realmente en su cuerpo y sangre el pan y vino ofrecido en el altar.
Es "el sacramento del sacrificio del Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo, instituido por él mismo para perpetuar en los tiempos venideros, hasta su segunda venida, el sacrificio de la Cruz".
Quien realiza este acto es únicamente el sacerdote.
Es signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da prenda de la vida eterna.
La Comunión es recibir a Jesucristo sacramentado en la Eucaristía.
La Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida de la iglesia, y también lo es de nuestra vida en Dios. La Iglesia manda comulgar al menos una vez al año, en estado de gracia; recomienda vivamente la comunión frecuente y, si es posible, siempre que se asista a la Santa Misa, para que la participación en al sacrificio de Jesús sea completa.
Todo bautizado puede y debe ser admitido a la comunión a menos que tenga algún impedimento. Es muy importante recibir la Primera Comunión cuando se llega al uso de razón, con la debida preparación.
El que desea comulgar y se encuentra en pecado mortal no puede recibir la Comunión sin haber acudido antes al sacramento de la Penitencia, pues para comulgar no basta el acto de contrición.












No hay comentarios:

Publicar un comentario